Esta semana La Pupila Imantada cumple un año de vida y lo queremos celebrar sumándonos al proyecto #a1000manos que nos brindan nuestros amigos Iñaki González (@goroji) y Rut Roncal (@rutroncal), que unen sus blogs una vez al mes para intentar arrancarnos, consiguiéndolo siempre, una sonrisa y, sobre todo, hacernos pensar. Con esta iniciativa pretenden que el mayor número posible de blogueros reflexione sobre la imagen que os brindamos aquí arriba. Esperamos que os guste la idea, a nosotros nos encanta y nos sentimos entusiasmados de participar en ella. Si queréis leer otros posts que se hayan sumado a este movimiento podéis buscar el hastag #a1000manos en Twitter y Facebook. ¡Un millón de gracias a todos los pupiler@s por el apoyo que nos habéis mostrado todos estos meses! ¡Vamos allá! |
Me quiero. Me quiero muchísimo. Es tan grandioso el amor que
me profeso que siempre me queda algo que dar a los demás. Esa es la clave de mi
vida plena. Acepto mis virtudes y adoro mis imperfecciones. Aprendí a valorar
estas últimas con ayuda del sabio pasar del tiempo.
Por supuesto hay días en los que este amor se tambalea.
Pasamos por crisis, como cualquier otro amor. Cuando eso sucede espero a que llegue
la noche y me alejo de la ciudad, allí donde las luces de la rutina se hacen humo, se silencian
y se convierten en cantar de grillos y chicharras.
Además de amor soy una
estrella fugaz. Me tumbo sobre el capó del coche con un brazo bajo la cabeza y
escudriño el cielo hasta que me veo aparecer. A veces me cuesta encontrarme pero siempre aparezco.
Me veo pasar en una milésima de segundo, vibrante, luminosa.
Entonces cierro los ojos para pedir un deseo. Mi deseo soy yo misma. Me pienso
con intensidad y me quiero. Si me quiero
a mí, sé que me sobrará amor para hacer feliz a aquellos que merecen mi
cariño. Y a los que no lo merecen tanto, tal vez, un poquito también.
Alcanzo mi cota máxima de amor propio a medianoche, cuando
la lluvia de estrellas ya ha cesado. Ya no puedo quererme más. Cuando he
llegado a ese punto sé que puedo seguir amando. Entonces dedico el tiempo que
resta hasta que amanece a seleccionar, de entre todos los puntitos de luz que
arropan mi cabeza ahí arriba, aquellos que destacan sobre los demás. Y decido
amarlos también. Ellos son las estrellas de mi vida.
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