Fotografía: Fran Gala @erfran72 |
¡Saludos, pupiler@s!
Esta semana emprendemos nueva aventura dando cabida a la colaboración de otros escritores diferentes de Rosa Muro (@pink_wall), brindándoles una de las fotografías de Fran Gala para que den rienda suelta a su imaginación y nos deleiten con nuevos relatos. Estas colaboraciones se repetirán el último lunes de cada mes. El encargado de romper el hielo es Carlos Font (@melmastia), estupendo con la pluma y gran amigo de la casa. ¡Gracias Carlos! Esperamos que disfrutéis de su pericia con las letras, de las que podéis seguir gozando en su blog: melmastia. Os dejamos con su historia.
Conozco perfectamente el momento en que ocurrió, mentiría si
dijera que no. Lo llevo grabado en la retina, en la mente y en el corazón. Cada
minuto que pasa me arrepiento de ello y me entran ganas de volver atrás, de
retroceder en el tiempo y cambiarlo. Pero no puedo.
Muchas noches me levanto sobresaltado, sudado, jadeando y
con el corazón desgarrado. En la oscuridad busco tu cuerpo, anhelando que el
sueño haya sido eso, un simple sueño y que el roce de tu piel caliente me
reconforte como tantas otras veces. Pero no, no ha sido un sueño, como confirma
la inmensidad del vacío que hay en el lado derecho de la cama, al que me
acerco, una y otra vez, intentando captar algo de tu olor, de tu fragancia, de
tu esencia, que me devuelva otra vez al mundo de los sueños. Pero no lo
consigo.
Por eso hoy, al verte en la parada del autobús el corazón me
ha dado un vuelco y, cuando se han cruzado nuestras miradas me ha parecido ver
un destello en tus ojos. Pero tras los cuatro segundos más largos de mi vida
has bajado la cabeza, te has metido las manos a los bolsillos y has vuelto a
mirar hacia el asfalto.
Y, ahora, ahí estamos, tú en la parada del autobús y yo dos
metros detrás. Separados por un plano de Madrid, que se me antoja inmenso, como
la ciudad. Tú deseando que no llegue el autobús, a la espera de que yo junte el
valor suficiente para pedirte perdón. Y yo deseando que no llegue el autobús,
intentando juntar el valor suficiente para pedirte perdón.
Pero el autobús llegará. Tú te irás a casa de tu amiga, con
la que vives desde que te fuiste, a no contarle que me has visto, para no
llorar de nuevo en su hombro, pues sabes que te volverá a decir que no te
merezco, y yo a mi casa, a llorar por mi cobardía, por tu ausencia y por el
error de besar a esa amiga tuya que, pese a acogerte en su casa, tampoco tiene
las agallas suficientes para decirte que el sujetador que encontraste en mi
casa era suyo, pues tampoco quiere perderte.
Texto: Carlos Font (Twitter: @melmastia, blog melmastia)
Desde el momento en que uno entra en una casa, sabe que va a estar a gusto en ella.
ResponderEliminarEso es lo que me ocurrió cuando pisé esta por primera vez, sabía que volvería, dado que conjugaba dos cosas que me apasionan: las fotos bien hechas y los textos bien escritos.
Venía, me sentaba en un rincón y disfrutaba de la estancia. No me hacía notar, pero estaba muy a gusto.
Por eso, cuando me señalaron con el dedo y me dijeron: "Eh, sabemos que estás ahí, habla un poco" me puse nervioso. No era mi casa, tenía mucha gente que me iba a mirar y el listón estaba muy alto para hacerlo bien.
Pero, sólo por la simpatía de los dueños, no podía decir que no, así que me puse a la faena.
Y aquí está lo que me ha salido.
Espero que os haya gustado y que haya estado a la altura de tan gran invitación y de la calidad del blog.
Yo, ya me doy por satisfecho por haberlo escrito y formar parte de esta genial casa.
Gracias, Fran y Rosa por invitarme.
Gracias a ti, Carlos. Siempre es un placer leerte y no podíamos privar a todos nuestros seguidores de disfrutar de tu pluma excepcional. Esperemos tenerte pronto de vuelta. Un abrazo!
Eliminar