lunes, 15 de septiembre de 2014

¿ME LLEVAS A VER EL MAR?


Fotografía: Fran Gala @erfran72

-¿Me llevas a ver el mar?

Cada verano la misma pregunta. Cada verano desde aquel fatídico junio que ensombreció el futuro de los dos. Él nunca contestaba a la pregunta. Se mantenía callado al otro lado del teléfono, sintiendo la desesperación de quien escuchaba al otro lado de la línea. Aquel tono dulce con el que ella preguntaba, aquellos tintes de súplica que le desesperaban.

En cada una de aquellas conversaciones clandestinas, escondidos en armarios y cerrando puertas para no ser escuchados por oídos insidiosos, siempre terminaban hablando de lo mismo. Él era consciente de que aquel era su sueño, su anhelo desde pequeña. Desde que todo se truncó por su culpa. Y por esa razón decidió que debía esforzarse y organizarlo todo. Se lo debía.

Lo planificó durante noches enteras, porque era al caer el sol cuando la lucidez le aclaraba la mente. El mayor de sus problemas eran sus padres. Los de ambos. Ninguno de ellos lo permitiría jamás. Les habían obligado desde niños a cambiar de acera cuando se cruzaban en el pueblo. Les habían prohibido hablar, bajar la mirada incluso. En la iglesia, en la escuela, en algún encuentro fortuito a la vuelta de cualquier esquina. La enemistad enquistada entre familias desde lo sucedido pretendía truncar lo que sentían. Pero los demás no entendían que lo suyo era algo imparable.

Si accedía a los deseos de ella tal vez fuese lo último que hiciese en la vida. Pero prefería no pensar en eso. Además, el sacrificio valdría la pena. Desoyendo a todo el mundo puso en marcha su plan. La fue a buscar una noche templada de San Juan. Ella esperaba tranquila, apostada tras el portalón del patio.  Se montaron en el coche y pusieron rumbo a la costa.

Atravesaron la península y después de varias horas de viaje y cansancio llegaron a su destino. Se apearon y atravesaron dunas recibiendo el viento en la cara. Ella, con pasos temblorosos, él, agarrando su mano para no dejarla caer.

Al llegar a la orilla del mar y con los pies sumergidos entre la espuma ella le preguntó: -¿Cómo es? Apenas lo recuerdo. ¿Es bonito?-

Él la  miró con los ojos inundados en lágrimas contenidas durante todos aquellos años  y le respondió: -Sí, es bonito. Es azul. Como tus ojos.-

La joven mantuvo la mirada perdida, como siempre, aspirando el olor a salitre, sonriendo. Él continúo llorando, en silencio, mientras recordaba aquel fatídico día de junio en el que un inocente juego de niños le privó a ella de tan grandiosa visión.



Texto: Rosa Muro @pink_wall

Basado en una idea original de Fran Gala



¡Queridos pupileros! 

Ya estamos de vuelta tras nuestro descanso estival. Si estáis leyendo esto no nos queda  más que agradecer vuestra fidelidad y paciencia al esperarnos. Ojalá está nueva temporada que comenzamos consigamos crecer en la medida en la que os merecéis todos los que nos seguís. Deseamos que vuestro verano haya resultado tan placentero como el nuestro. Nos seguimos viendo y leyendo por aquí. Y recordad... ¡mantened las pupilas  bien abiertas!

Besos y abrazos para todos.

Rosa y Fran.

8 comentarios:

  1. Olé!
    La espera ha merecido la pena... magnífico relato y gran fotografía. Hacéis un gran equipo.

    Pupilas abiertas para la nueva temporada, of course!

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    1. Nos hacemos esperar como las superestrellas! Jajaja! Gracias Iñaki!

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  2. Una maravilla como os he comentado por las Redes Sociales. Lujazo estar ahí para leeros. Genial este post. Muchos saludos!!

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    1. Lujazo es contar contigo entre nuestros seguidores Julio. Muchísimas gracias! Un beso!

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  3. Maravillosa vuelta. Seguid así, despertando nuestras emociones.
    Preciosa foto y maravilloso texto.
    Enhorabuena.

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    1. Muchísimas gracias máster! Felices de que pienses que seguimos a la altura. Besos y abrazos!

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  4. Emociones puras y una enorme sensibilidad: un tándem perfecto. Enhorabuena!! Abrazo grande!!

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    1. Otro para ti Rocío! Gracias por acompañarnos en este paseo :-)

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