lunes, 12 de enero de 2015

EL RÍO DE LUTO

Fotografía: Fran Gala @erfran72



Ayer te dijimos adiós para siempre y hoy amaneció nublado. Siento una losa en el pecho que me aplasta las costillas. He despertado pensando cómo voy a hacer sin ti. La obsesión por el mañana me arrebata a jirones la serenidad que creí ya conquistada. Desasosiego que ensombrece un presente que creía más que dulce. Que me obliga a bordar conjeturas de diseño indescifrable, que me arroja a pensar escenarios que acaban en precipicio.

Ese no saber me angustia. Me atribula las mejillas mientras miro hacia el cielo y te busco. Viene cargado de nubes impregnadas de presentimiento. Abajo, en el río, las corrientes mantienen a las aguas negras prisioneras y las hacen bailar al son de una música sin murmullo. No sé si me paraliza más el terror o la belleza. Soy consciente de que llegados a este punto sólo hay una salida posible. Pensarte.

Cierro los ojos y atraigo hacia mí aquello que me dijiste justo antes de marcharte. Entre mis propios besos y los sollozos ajenos pude alcanzar a entender las palabras entrecortadas que me murmurabas desde tu lecho:

“Niña mía, no te aflijas. No te aferres al pasado. Te arrastrará a las profundidades del río si tú se lo permites. Mira hacia adelante. Las nubes negras terminan pasando, las bandadas de golondrinas se las acaban llevando con ellas. No temas a la incertidumbre. Nos hace aún más conscientes de que la sangre nos corre a borbotones por las venas. Nos mantiene la curiosidad ardiente y las ganas de saber más vivas. No adelantes vísperas. Saborea las aventuras que están por llegar. Este cielo de luto abrirá paso a la lluvia. Sal a la calle, baja a la orilla del río y déjate empapar. Porque cada gota que roce tu cuerpo será una lágrima de alegría que te envío al saber el futuro feliz que te espera”.

Se lo debo. Salgo a la calle y bajo al margen del río. Entonces rompe a llover.  Me arrodillo y dejo que la tormenta me cale hasta los huesos. Alzo la mirada al cielo y me brota del pecho la carcajada más grande que jamás nadie en el pueblo ha escuchado. Los nubarrones se esfuman y mi llanto aliviado se mezcla con las aguas turbias hasta convertirlas en manatial cristalino.  


Texto: Rosa Muro @pink_wall

4 comentarios:

  1. Os váis superando día a día, la fotografía, preciosa, y el texto, maravilloso.

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    1. La idea es mejorar día a día :-))) Gracias Julián, por lo que dices, y sobre todo por tu tiempo. ¡Un beso!

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  2. Me ha encantado! Enhorabuena, fantástica la narración y preciosa la fotografía. Un gran descubrimiento vuestro blog.
    Gracias.
    Berni

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    1. Muchísimas gracias! Te damos la bienvenida al blog. Esperamos que sigas disfrutando de nuestras fotohistorias. Estás en tu casa!

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