lunes, 19 de enero de 2015

DURO Y FRÍO INVIERNO



Fotografía: Fran Gala @erfran72
Queridos pupileros:

Esta semana ha sido el texto el que primero ha llegado a nosotros. Nuestra amiga Nerea Ramos nos ha regalado unas letras muy especiales. Escribir es una forma maravillosa de canalizar emociones. Esta fotohistoria nace de una situación que por desgracia todos conocemos bien: la pérdida de un ser querido. Y estamos seguros de que muchos, tras leer estas líneas tan personales, sentiréis la esperanza de saber que el corazón que parece congelado sin remedio al final termina recobrando su temperatura. Es duro, pero se puede. El truco consiste en ganarle el pulso al invierno. Y en mantener el calor del recuerdo y sonreír.

Gracias Nerea.




Invierno, estación de recogimiento y reflexión. Momento para la necesaria relajación y el descanso. Si escucháramos a nuestro cuerpo nos daríamos cuenta de que nos pide más horas de sueño, relax y calor interior. Nos apetece meternos en nuestro hogar, retraernos en nosotros mismos y conservar la energía. La necesitamos.

Los deportes al aire libre, la naturaleza, la compañía… nos ayudan a dejar de lado la tristeza que a días o a ratos, como una ”nada” de una interminable historia,  parece que se apodera de nosotros y nos alivian livianamente el ánimo y ayudan a intentar mantenernos en pie.

Notar el frío en la cara y luego el aliento de una casa. Dar largas caminatas a paso rápido para entrar en calor. Abrigarse al salir y desabrigarse al entrar. Sentir una chimenea o un abrazo, la suavidad de una manta, largas conversaciones, tardes de lectura y tanto tiempo para reflexionar y conocerse a uno mismo…

Demasiado tiempo para pensar.

Tan duro, tan frío. Efímero pero incierto. Cómo alcanzar a recordar el calor, la luz del sol, la alegría. Cómo afrontarte, invierno. Solamente pensando que tienes fecha de caducidad. Sólo el tiempo conseguirá que tu heladora sombra merme y desaparezca hoy de mí. Y que abandone mi corazón.

Este año te has instaurado hace días para perdurar, eso sí, de algún modo, el resto de mi vida. No volveré a ser la misma que era hasta que llegaste de esta manera. Pero aprenderé a tenerte y a levantarme cada mañana soportando tu temperatura en mí.

Mi consuelo es pensar que ya queda menos para que, poco a poco, te hagas menos fuerte tú y más fuerte yo.



Texto: Nerea Ramos (profesora)

Podéis leer más trabajos de Nerea orientados a la comunidad educativa, tanto a pequeños como a sus progenitores, en el blog del centro que tiene la suerte de contar con ella como maestra: C.P. José Luis de Arrese de Corella.

1 comentario:

  1. Una maravillosa historia, aunque a algunos nos pasa lo mismo en verano, irá por gustos meteorológicos. Lo qué sí es cierto es que, sea la época que sea, siempre hay "demasiado tiempo para pensar"

    ResponderEliminar